Mike Dempsey |
A
Amalia Salcedo no le convencía eso de poner los pies en el suelo. La tierra le
producía urticaria y le costaba deslizarse por ella; patinaba mejor por los
mundos que surgían de entre sus cabellos.
Se lo habían dicho miles de veces, pon los pies en la tierra. Pero ella no estaba dispuesta a dejar sus
ensoñaciones a cambio de una realidad que no aportaba nada a nadie y que además le ensuciaba los pies.
Y Amalia tiene razón...
ResponderEliminardemasiada realidad oscurece el corazón...
y la mayoría de las veces, asusta.
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