Querido hijo adolescente:
Echo de menos tus caricias a
media tarde, arremolinados en el sofá como un todo que descansa de miles de
rutinarias aventuras; y tus risas inocentes e incondicionales, alejadas de la
realidad, que miraban hacia un futuro amplio y arrogante, que no temían a nada;
ambiciosas. Y ahora, que crees que ya no me necesitas, que te sientes
autosuficiente para vivir, que lo mismo levantas rascacielos que los destruyes,
me asusta que te alejes, y que cierres tus fronteras al mañana; que te olvides
de quien eres. Ahora que quieres estar al margen de la ley, que eres menos
adulto de lo que te crees, me da miedo
que me dejes en un desierto lleno de personas, pero sin ti.
Ahora, cariño, quiero que
sepas, por cursi que resulte, que eres la llama que alumbra mi existencia, y
que por más lejos que te vayas yo continuaré en el mismo sitio.
Hola Ma, un canto a la esperanza.....
ResponderEliminarGracias por este bello texto, pasa buen día, besos lorquianos..
Que bueno,me ha emocionado. Lo he leído con mi hijo de 10 años al lado, y lo he vivido.
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