VIENTO SIN NOMBRE
El
viento también sopla allí abajo, a lomos de la urgencia y la soledad. Se mete
entre las rendijas de los desesperados y los impacientes, y anida en las casas
deshabitadas, alentando el miedo de los débiles de alma. Agoniza meses después
consumido por la suave y perfumada brisa
que vive en su interior.
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