miércoles, 9 de febrero de 2011

CRUDA REALIDAD

CHEMA MADOZ
Sobre el banco verde había una bolsa blanca. Estaba primorosamente doblada, con las asas envolviendo su contenido en un paquetito perfecto. El parque estaba lleno de niños columpiándose y de madres vigilantes ¿De quién sería? Podría haberla olvidado cualquiera. Era rectangular. Seguro que un libro, o un aparato electrónico ¿Lo cojo?¿Y si el dueño lo ha dejado ahí a propósito, y me ve? Podría ser un estuche de maquillaje, o una caja con unas braguitas negras de encaje, recién compradas para una cita secreta, pasional. Lo toqué. ¡Era una cajita!.

Una abuela se acercó y sonriéndome dijo: Se me olvidaba. Son las medicinas para la tensión.

¡Adiós fantasía!

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