domingo, 20 de febrero de 2011

EL SONIDO DE UN DISPARO

El sonido sordo de un disparo desencadenó el proceso. Blanca paría encima de la cama, mientras que su marido, oculto bajo el colchón, sudaba de rabia y miedo. Intentando hacerse invisible, contenía la respiración.


Los dolores se acrecentaron cuando descubrieron al fugitivo. Los gritos, descarnando su garganta, recibían a su hijo, mientras que el padre era esposado y conducido a punta de pistola hacia la muerte.


El llanto de los tres se mezcló para siempre con el aire de aquella noche fría.




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