El sonido sordo de un disparo desencadenó el proceso. Blanca paría encima de la cama, mientras que su marido, oculto bajo el colchón, sudaba de rabia y miedo. Intentando hacerse invisible, contenía la respiración.
Los dolores se acrecentaron cuando descubrieron al fugitivo. Los gritos, descarnando su garganta, recibían a su hijo, mientras que el padre era esposado y conducido a punta de pistola hacia la muerte.
El llanto de los tres se mezcló para siempre con el aire de aquella noche fría.
Buf. Muy fuerte y muy bueno, MA.
ResponderEliminarBesos
duro, suena a dictadura
ResponderEliminarDuro,real,ocurrió.
ResponderEliminarUna del oeste pero muy bien pintada. Muchos enfoques. Me gusta como está pintado.
ResponderEliminar