viernes, 4 de marzo de 2011

FETICHE


El Salón de la Rue de Moulins
TOULOUSE LAUTREC

No sé lo que me llevó hasta allí, quizás las luces rojas de la entrada o las putas desnudas de la puerta. O quizás fuera la necesidad de tomar la última copa. El hijo de puta del camarero me había echado del “Balandros” con el güisqui a medio acabar. Y allí estaban ellas, ocupando todo el salón, suaves y brillantes, sinuosas y agresivas, llamándome a voces. Enseñando sus intimidades bajo las faldas, a través de su tejido y diciendo “fóllame”. Allí estaban, envolviendo las piernas de aquella puta, traicionándome con ella; el objeto de mi deseo, las medias de seda negras.

6 comentarios:

  1. Coincido con Torcuato, muy acertado el título.
    Y el texto, deliciosamente descarado.
    S.O.S. EB.

    ResponderEliminar
  2. ¡Ja!, ¡lo he pillado, BESOS!

    ResponderEliminar
  3. ¡no saben, ni nada!
    las medias pueden asfixiar el deseo, prefiero la piel

    P.D me suena fatal a la vista el güisqui, aceptado por la R.A.E, pero me gusta más la original inglesa

    ResponderEliminar
  4. Muy bien retratado el tema del fetiche, MA, en verdad has logrado un relato muy inteligente.
    Dedicado a aquellos que creen que hay que decir palabras cultas y delicadas para mostrar talento.
    Mis felicitaciones.
    Humberto.

    ResponderEliminar
  5. Siempre he pensado que en otra vida fue Lautrec...
    O una simple puta de burdel. Puede que una a la que se tirara Toulousse, para ser mas exacto.

    En mi relato, todos son malos. El por "jugar", yo por puta. El por dar señales cuando no tiene otra cosa que hacer, yo por alegrarme del mal ajeno y pensar en mi.
    Como siempre... puro sofismo.

    ResponderEliminar