jueves, 23 de junio de 2011

MUNDO COTIDIANO

Mientras recojo mi destino del frío suelo de la cocina, intento averiguar, tocándolo, si efectivamente guarda la temperatura y humedad necesarias para continuar hacia el pasillo. Avanzo jadeante cargándolo, tirando de él, arrastrándolo por el suelo, mientras que pequeñas gotas de sudor resbalan bajo mi flequillo. ¡Hostias, pesa más de lo que creía! Voy a tener que pedir ayuda. Pero Dios Santísimo, que digo, como voy a pedir ayuda para esto. Otras veces he podido. Hoy también.  Ya llego al pasillo. A pesar de mi escayola, voy a conseguirlo. Arrastro el cubo de la fregona. Mi destino se ha cumplido.

6 comentarios:

  1. Me pones el corazón en un puño. Mala.

    ResponderEliminar
  2. Triste destino, que tantas veces nos agobia más que una peli de miedo.

    Blogsaludos

    ResponderEliminar
  3. Muerte roja

    La vida real llega a ser demoledora.
    Menos mal que la imaginación nos ayuda...

    Besos :)

    ResponderEliminar
  4. puede más el empeño que el destino.

    ResponderEliminar
  5. Pensé que te habías cargado a alguien.
    Soy Goyo, no me deja comentarte con mi perfil. Sólo como anónimo.

    ResponderEliminar
  6. me está llamando el destino, pero yo ni caso

    ResponderEliminar