sábado, 3 de septiembre de 2011

SEMBRANDO NUBES

                                                Robert and Shana ParkeHarrison.


Juana Domingo había pasado los últimos 15 años compartiendo su vida y su cama con un hombre al que creía conocer. Un largo noviazgo que culminó con la vida felizmente compartida en un modesto pisito de alquiler de un pueblo solariego de la costa. Juana no quería ser como su madre, lo habían hablado cientos de veces, no quería ser una mujer - doméstica dedicada a los demás. Juana quería compartir las tareas de la casa con su marido: Cuando volvamos del trabajo, mientras yo limpio el baño, tú friegas los platos, y después hacemos el amor. Hacemos  el amor, y después, mientras tú haces la cama, yo tiendo la ropa…
Juana Domingo, nunca había sido madre. Ahora sí, acababa de tener una niña con la sonrisa de todos los colores del arco iris. La maternidad se le hacía dura, pero acabó por entenderse bien con ella e integrarla en su vida como si no fuera una recién llegada. Sin embargo, sospechaba que su marido aún no la había recibido, que se ocultaba tras su trono de príncipe destronado, y Juana sentía que además de una niña le había aparecido un niño de 35 años. Comenzó a molestarle esa actitud de retaguardia que mostraba su marido al levantarse cada mañana, la actitud adolescente al acostarse de madrugada diariamente, su vida social fuera de la casa sin horarios ni responsabilidades. Comenzó a molestarle la X - BOX, la granja de Facebook, las cervezas con los amigos y la necesidad de ese hombre de comprar cosas inútiles para la casa.  Después de 5 meses desde el nacimiento de su hija, Juana ya casi se había acostumbrado a que le preguntara, cada semana, donde estaba su bañador o su equipo de jugar al fútbol. Ya, apenas le molestaba que él encendiera la Playstation justo en el momento en que, cansada, le comunicaba que se iba a la dormir; ni la ausencia de sexo, ni que se levantara por la mañana y saliera de casa sin ni siquiera hacer la cama, ni que se negara a pasar la mopa por el piso. Lo que la enervaba, era la sensatez tan apabullante con la que él le justificaba, mientras tecleaba en la dichosa granja de Facebook, el motivo por el que no podía pasar la maldita mopa: “Estoy plantando nubes”.
Entonces, ella, comenzó a pensar que el ticket de su vida compartida había caducado.

12 comentarios:

  1. Cuando un hijo llega a casa rompe todos los esquemas y si no están dispuestos los dos ha hacer esquemas nuevos, tienes razón, el tiquet de la vida en común ha caducado.
    Muy bueno.

    Besos desde el aire

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  2. Hola! gracias por la visita, veo que preguntas por "cuéntame un cuento" la idea es que estoy subiendo dibujos que luego quiero exponer junto a cuentos, micro cuentos, ahí es donde entráis vosotros, me mandáis los cuentos y entre todos los enviados para cada dibujo hacemos un pequeño concurso, el elegido lo expondré junto al dibujo.

    ...en fin, espero haberme explicado, vengo de terminar el triatlón, jejje

    Un abrazo! visitaré tu blog con tranquilidad

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  3. perdona, he escrito desde casa de mi padre y sale su foto..

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  4. Y ahí se quedó, en la cómoda nube de Internet para evitar vivir una relación con su pareja y su hija. Buen final y buen relato, muy real, por cierto.

    Besitos

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  5. Es que se estaba haciendo una casa,..., por eso se pasaba el día en las nubes, y así le fue.

    Muy bello el relato, muy real la historia que narra. Me encanta la sencillez tan apabullante con la que escribes. Aunque a estas alturas ya no me sorprende =)

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  6. muy chulo, me gustó mucho


    malone

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  7. Está claro que dejó de sentirse en casa.

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  8. Hola,preciosas letras van desnudando la integral belleza de este blog, si te va la palabra elegida, la poesía,te invito a mi casa, será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buen día, besos numantinos...

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  9. quien siembra vientos recoge tempestades. sembrar nubes suena bonito, pero no tiene perdón.

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  10. Hola MA,regreso ligero de equipaje a tu hermosa casa, un placer quedarme aquí, gracias, buen día, besos solidarios...

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  11. Es para plantarle al tío una patada en el culo y mandarlo a barrer el Sahara, a regar los Monegros o a archivar cocos en una isla desierta.

    Me ha gustado. Yo tengo una amiga, más bien conocida, que dice que no podría vivir sin internete por la granja y por los cursos de ganchillos y que se comunica con su marido por wasap incluso dentro de la casa.

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