miércoles, 12 de octubre de 2011

POR PRESCRIPCION MÉDICA


Aquel hombre no nació completo. No tenía sueños mientras dormía, ni fantasías durante el día. Lo descubrió durante su adolescencia, por la carencia de sueños eróticos. “Le falta un yo”, le había dictaminado el psiquiatra. Por eso, como terapia, inventaba historias durante los domingos, antes de almorzar, mientras cortaba el césped del jardín.  Luego, las apuntaba en trocitos e papel para no olvidarlas. Este año, había recibido una beca, por discapacidad. La gastó en aprender a soñar, se compró una libretita de escritor de pastas verdes y una pluma de tinta azul cobalto. Recuperó tantos trocitos de papel como pudo y dejó de cortar el césped el día del Señor. Ahora, los domingos, sembraba historias.

9 comentarios:

  1. Preciosa imagen la de sembrar historias. Me parece mágica.

    Un beso.

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  2. A mi lo de sembrar historias tambiénn me ha gustado...es expresar y compartir lo que se expresa...seguro que da su fruto en la satisfacción como recompensa.
    Deseo que sigas bien.

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  3. sembrar historias es muy fácil, lo difícil es recoger una buena cosecha de palabras

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  4. Estoy de acuerdo, es un texto muy visual y optimista, las imagenes que trasmite dejan buen sabor.

    Besitos

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  5. Esto es un relato de terror. O por lo menos así me lo parece...

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  6. que bonito!! sembrar historias!! me gusta mucho el relato, el ser humano necesita tener sueños es imprescindible, si no te conviertes en una persona gris.
    Saludos.Amelia.

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  7. Evidentemente, el césped se secó.

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  8. las historias, como el césped, siempre parecen más verdes las del vecino. esta historia tuya me parece verdísima.

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  9. ¿dónde tiene el huerto? porfa
    Saludos

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