A Clara, comer mango sin usar los cubiertos, le parece muy erótico. Su color, su olor salvaje, su suave piel anfibia; pelarlo sin que le quepa en las manos, mientras resbala, escurridizo, entre sus palmas. Sujetarlo con las uñas mientras lo trocea con el cuchillo, cerca de la boca; agarrarlo entre los dientes y sorber cada trozo despacio, saborenado su dulzor, jugoso y fresco. La abundancia de líquido dorado chorreando entre los dedos en lento viaje hacia el codo, remoloneando en las muñecas; y el tacto suave entre su lengua y el cielo de su boca. A Clara, comer mango le parece una experiencia mística. Comer fresas, no, aunque sea con nata.
El delirante erotismo de la mística.
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ResponderEliminarel mango tiene el nombre que invita pero su forma no fálica hace que crea que es lesbiana
ResponderEliminarvió a su madre de pequeña hacer una felación a su padre. -que viene clara-dijo su madre, a lo que el padre respondió -tranquila, ya vendrá espesa.
de ahí su fijación de rechazo a la nata, aunque sea con fresas
¡Por todos los dioses Malone!. Si piensas que sólo lo fálico tiene poder erótico, chico, llamamos a Freud, YA.
ResponderEliminarFeliz Entrada de Año, por cierto.
estoy con clara. el mango no es una fruta fácil, como es todo lo que a uno le gusta.
ResponderEliminarFroid desistió conmigo, dejo el psicoanálisis y se fue a una isla tropical llena de bananas... y mangos
ResponderEliminarBueno...por fin alguien piensa cómo yo! Confieso que me ocurre lo mismo que a Clara.
ResponderEliminarPues claro que blanqueaban, aunque decían jalbegar, que es muy parecido a lo que hace Clara con el mango: chorrear las paredes. Cuando comes así la boca queda con burriagas (esta no viene en la RAE). No sé pero creo ver un poco de erotismos es ese comer de Clara. Muy bien descrito.
ResponderEliminarclaro mujer! un placer!
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=SmpelduRY3I
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