sábado, 7 de abril de 2012

MENT SANA IN CORPORE SANO

Comencé a practicar footing para olvidar que hacía más de 4 meses que no practicaba sexo. Esforzarme me hacía sentir bien, 5 kilómetros en una hora y mejorando. Lo había leído en alguna revista, que el ejercicio físico facilita el control emocional, aumenta la sensación de bienestar y disminuye el estrés mental, el grado de agresividad, la ira, la ansiedad, la angustia y depresión. Mejor que cualquier pastillita.

Me tumbé a dormitar, acunada por el ronroneo del programa de deportes de fondo y la seguridad que me daba tener el mando en la mano, fundiéndose todo con la paz interior que me embargaba tras mi recorrido diario.

Entre sueños, lo oí, claro y fuerte. Y lo imaginé: “… con más peligro, con más constancia; la mira, le toca, le agarra. ¡Sigue solo, sigue solo! La chupa. Se la mete de costado, le entra por detrás…”

Entreabrí los ojos sospechando haber cambiado de canal en mi dulce dormivela. Me equivocaba, retransmitían un partido. Fútbol.

No sé si continuaré corriendo, pero me retiro de los programas deportivos. No me hacen ningún bien, aunque comienzo a intuir la desmedida afición de algunos de mis amigos por este deporte.

5 comentarios:

  1. jaja, muy bueno MA, te darás cuenta de por qué el deporte nos atrae tanto, además, es la única manera en la que nos podemos besar, abrazar y tocar sin que nos llamen nada y con total impunidad

    ResponderEliminar
  2. Oh, ese deporte para disolutos...

    ResponderEliminar
  3. Divertido, ahora casi entiendo tanta afición de algun@s.

    Besitos

    ResponderEliminar
  4. la sensualidad del deporte es evidente, mira los campeonatos de dardos.

    ResponderEliminar