Es preciosa, la primera de
la temporada, tan roja, y brillante… con
tanta primavera en su interior. Me recuerda a ella; y a mi mujer. Cuidado,
cuidado al cortarla, con mimo, atento a esas traidoras espinas. Qué pena, que
no permanezca siempre así, como se ve en este instante. Una imagen preciosa si
la poso sobre las losetas negras de la acera.
Cámara, guardar imagen. Se la enviaré a ella en un adjunto, será su
regalo de cumpleaños; es mañana.
Ahora, mi mujer la pondrá en
agua, en esa violetera azul, mientras me besa tiernamente agradecida, como
siempre que vuelvo del jardín con una flor.
Aún a riesgo de sentirse un
hijo de puta, sonrió al pensar lo que podía llegar a dar de sí una flor si se
apoyaba adecuadamente en las nuevas tecnologías.
Esta versión, me gusta más.
ResponderEliminarLos hay así, los ha habido y los habrá. Sin remordimientos más que por medio segundo. Me gusta el relato. Bss.
ResponderEliminarMama la version anterior me gusta mas esta ni me gusta
ResponderEliminarQueda una versión III, a ver que te parece. ¡Por fin me visitas!
ResponderEliminary mientras, la flor muerta.
ResponderEliminar