martes, 1 de julio de 2014

ORDEN Y CAOS

Aquel desorden no era más que un montón de fragmentos desusados de su vida, recuerdos almacenados y desnudos, olvidados o no. Tras muchos ensayos decidió guardarlos así, dispuestos en paralelo como las fichas de un dominó, uno tras otro, en orden cronológico. Advirtió a tiempo que si caía uno, caerían todos los demás. Eso le hizo reflexionar. Aunque ya no sirvieran más que para echar algunas partidas en las tardes aburridas de domingo, no quería perderlos; de modo que buscó otra disposición que favoreciera su búsqueda. Los recuerdos son muy sensibles a la luz, por lo que descartó la posibilidad de colgarlos en la noguera del jardín como si fueran hojas secas. Finalmente optó por almacenarlos en bolsitas de colores, por temáticas: recuerdos de caricias de amor, de risas de hijos, de lágrimas de desamor, de arrumacos adolescentes, de frutas robadas, de olor a él, de sabores de pueblo…
 
MIGUEL JIMENEZ

3 comentarios:

  1. Tiempo mal empleado. Los recuerdos tienen sus propias leyes, son testarudos y cabrones, tarde o temprano se cansarán de permanecer alineados en sus bolsitas y reaparecerán cuando menos se les espere, torciendo o enderezando el discurrir de la vida.
    Ya verás.

    ResponderEliminar
  2. Pues tenerlos campando a sus anchas tampoco es solución.

    ResponderEliminar