jueves, 9 de enero de 2020

CINCO, CUATRO, TRES, DOS, UNO.


Hay al menos cuatro, no, cinco mujeres que están esperando que deje a mi esposa, dijo,   mientras encendía un cigarrillo. Luego, depositó la ceniza dentro del cenicero y se retrepó hacia atrás en actitud claramente orgullosa  de sus palabras. 
Ella, que si había accedido a tomar algo con él fue por el pasado que los unió hace muchos años, tantos que ya apenas recordaba, intentó no abrir unos ojos como platos y estiró la comisura de sus labios, diciendo, ¡vaya suerte!
La conversación  gravitaba cada vez mas torpemente entre el café con hielo de ella y la cerveza muy, muy fría de él. Luci se enteró también de que a él hay tres cosas que le gustan más que nada en la vida: la comida, la música, y… “ya sabes”. Y marcó en negrita las palabras “ya sabes”, en las que evidentemente pretendía indicar “sexo”. A Luci las evidencias no le gustaban, ni las listas tampoco. Y pensó, con su mejor sonrisa, pero no se atrevió a decirlo, que solo había una cosa que le sorprendía casi más que el movimiento de las estrellas: la postura pretenciosa y ridícula de los hombres maduros, que falsamente seguros de sí mismos, no asumen que son ángeles caídos.

2 comentarios:

  1. Hay un dicho que dice..."de los cuarenta para arriba no te mojes la barriga...o algo así era...¿No?
    Pero vaya...que muchos no lo entienden... qué va a ser...
    😁😊😘

    ResponderEliminar
  2. El problema no es la edad, sino la actitud. Hay muchos hombres, independientemente de la edad, con esa actitud que tan poco nos gusta a la mayoría de las mujeres.

    ResponderEliminar