SIGO SIENDO TU MADRE
Fresca, brillante, antihistamínica, así era la evocación de aquel recuerdo. Me servía de tabla de salvación para superar los amargos momentos cotidianos. A veces tenía forma de poema de amor, otras de película en blanco y negro. Siempre, de cálidos sonidos susurrados cerca de mi pecho. Nació tan pequeño e incompleto que solo deseaba abrazarlo. De su llanto manaba mi leche. Pero hacía ya tantos años… Ahora, mi llanto manaba de sus gritos y la película era una escena dantesca de adolescencia y drogas, de mi incompetencia como madre. Pero seguía incompleto, y estaba perdido. A pesar de todo, sólo deseaba abrazarlo.
Brutal y tierno a la vez.
ResponderEliminarMaravilloso micro, MA.
Un abrazo.
preciosa caricia con papel de lija
ResponderEliminarp.d gracias por jugar
Que sentimiento, que duro, pero real como la vid misma. A veces me da miedo leerte porque se que escribes sin edulcorantes, pero siempre termino volviendo.
ResponderEliminarUn beso
Iba a escribir un montón de tópicos. Pero solo puedo decir que la idea de incompetencia y de maternidad siempre me ha chirriado... son dos ideas que solo se enredan por un juego de sentimientos de culpa. No son historias de maternidad, o de "hijalidad", sino historias de culpa.
ResponderEliminarPero sigo con la sensación de que esta tarde debo estar un poco naïve.
Así es... aunque tu niño se perdiera por caminos no muy rectos y fuera el mas "petardo de los hombres" una madre siempre verá a su pequeño desvalido y víctima de las circunstancias, ese sentir si que es incondicional.
ResponderEliminarUn salido :)
¿Quién otorga los doctorados en maternidad? A ser madre se aprende siéndolo. Renegando y copiando de la propia madre a partes iguales. Aún cuando hay amor, que a pesar de la creencia popular no creo que sea incondicional, los errores son inevitables, como en cualquier otra actividad humana. A ser hijo también se aprende siéndolo. Todos, en uno u otro papel, tratamos de hacer lo mejor que podemos, aunque a veces no lo parezca. Un abrazo.
ResponderEliminar