miércoles, 25 de abril de 2012

VIENTO EN MARZO.

Catia temía al viento. No soportaba el sonido del aire colándose por los huecos de la casa. No le gustaba oír los silbidos ululantes tras los cristales del salón, ni el movimiento violento de las ramas del álamo frente a la ventana de su dormitorio. Durante las noches de viento, cerraba las persianas y atrancaba las puertas para evitarlo, y dormía con la almohada sobre su cabeza. Pero a pesar de todas sus precauciones, Catia no descansaba, dormía mal y se levantaba mas cansaba de lo que se acostaba. Temía que el aire se colara entre las sábanas y se acomodara a su lado, frío y molesto. No le hubiera importado si hubiese sido suave, cálido y ondulante. Pero el viento que vivía alrededor de su casa no era así, sobre todo en marzo. En marzo, quería tomar su casa a la fuerza e insistía en entrar a pesar de sus continuas negativas.
En marzo, Catia temía al viento porque sabía que si entraba de noche, le robaría sus sueños a fuerza de soplidos, y los repartiría por todo el valle, entre gente que no sabría apreciarlos.

1 comentario:

  1. Cuidado con el viento. Le gusta mover las cortinas, embaucar, husmear debajo de las faldas...
    Fdo. el céfiro

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